MENSAJE DE LA ASAMBLEA EXTRAORDINARIA DE LA CONFERENCIA VENEZOLANA DE RELIGIOSAS Y RELIGIOSOS (CONVER)


“Dios, que es rico en misericordia, por causa del gran amor con que nos amó, aun cuando estábamos muertos por nuestros pecados, nos dio vida juntamente con Cristo”  (Ef 2, 4-5)
Las Superioras y los Superiores Mayores de las Órdenes, Congregaciones, Institutos de Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica de Venezuela, Delegaciones y Comisiones, reunidos en Asamblea Extraordinaria el día sábado 21 de noviembre de 2020, en la fiesta de la Presentación de la Santísima Virgen María, arropados bajo el lema “Amor misericordioso con el prójimo” e inspirados por la vocación profética nacida de la mirada amorosa de Dios Padre, queremos hacer llegar a todos los hombres y mujeres, hijos amados de Dios, que viven en nuestro país y a todos nuestros hermanos que se encuentran en la diáspora, un mensaje de fe, esperanza y solidaridad. 
El Amor misericordioso nos ha llevado a entregar nuestra vida en distintos lugares de esta Tierra de Gracia, en las periferias geográficas y existenciales, a través de un apostolado que nos acerca al mundo del dolor y del sufrimiento, en una entrega generosa a todos sin ninguna distinción de raza, credo, condición social o pensamiento político.

El Amor misericordioso nos impulsa a solidarizarnos con la gran mayoría del pueblo venezolano que sufre las consecuencias del mal manejo de las políticas sociales: hambre, desnutrición, miseria y pobreza; represión, persecución a quienes disienten, un salario paupérrimo, falta de medicinas, inflación desbordada, abusos de autoridad, corrupción, escasez grave de gasolina, gas, agua, electricidad, maltrato a los adultos mayores, y toda suerte de males que son una auténtica pandemia, que nuestros Obispos han denunciado con firmeza en sus comunicados al país. A esto, se agregan las calamidades naturales, producto de las últimas lluvias que han devastado los pocos bienes de nuestros hermanos más pobres, así como las vías de penetración a los campos y lugares donde están luchando por hacernos llegar sus productos alimenticios.
 
El régimen político imperante sigue aniquilando las libertades individuales y sociales, lo quiere hacer todo y no hace nada para solucionar tantos problemas; dueño de todo e ineficaz en todo, conduciendo al país a una debacle sin límites. 

Nuestro país está cayendo en la tentación de la desesperanza ante esta dolorosa situación, pensando que Dios está lejano, callado y oculto, pero... ¡No, hermanos y hermanas! Él sigue siendo el Emmanuel, el Dios con nosotros, actuando en su pueblo, y lo vemos en el despertar de innumerables gestos de solidaridad que van transformando tantas necesidades en vida, paz, salud y comunión. 

El Amor misericordioso nos lleva a compartir nuestros sentimientos con tantos hermanos y hermanas que han sufrido y están sufriendo la Covid-19 y el confinamiento que esta impone. Nuestro reconocimiento a los médicos y personal sanitario que cada día dan lo mejor de sí con profesionalismo y vocación auténtica para atender a los enfermos. Nuestra oración por quienes no lograron superar los embates de tan terrible enfermedad y ya están gozando de la paz eterna. A sus familiares nuestra sincera expresión de solidaridad fraterna. 

Como consagradas y consagrados, estamos en la mejor disposición de acompañarlos, apoyados en el Amor misericordioso del Corazón de Jesús, de llevarles una voz esperanzadora, y sientan que, no están solos ni abandonados. 

En este sentido, queremos seguir comprometiéndonos evangélicamente a:
 

  • Hacer de cada comunidad un “hospital de campaña”, como nos dice el papa Francisco, donde quien entre en contacto con nosotros, encuentre un espacio de esperanza, libertad, serenidad y cercanía fraterna, y un lugar seguro para todas las familias. 
  • Continuar anunciando de manera profética el Reino de Dios, encarnando el Amor misericordioso en esta Venezuela con tantas carencias. 
  • Desde nuestros carismas y unidos como vida consagrada, continuar saliendo en apoyo y al encuentro de los más vulnerables de nuestra realidad y de nuestros hermanos y hermanas consagrados. 
  • Seguir mostrando el rostro misericordioso de Cristo en comunión con todos los servicios eclesiales de salud, educación y alimentación (CÁRITAS, AVESSOC, AVEC, Fe y Alegría, RASI). 
  • seguir impulsando la cooperación con las Organizaciones de carácter humanitario que generosamente invierten en las diferentes Obras de nuestras familias religiosas. 
  • Acompañar y animar a toda la vida consagrada desde las comisiones, delegaciones y servicios que la CONVER ofrece para seguir fortaleciendo la fraternidad. 
  • Adherirnos en sinodalidad a las enseñanzas del papa Francisco y a las de nuestros Obispos venezolanos que, alzan su voz en los diferentes comunicados emanados desde la Conferencia Episcopal Venezolana. 
  • Unir fuerzas y hacer un trabajo mancomunado con el laicado en la misión humanitaria, en medio de una realidad materialista difícil, contradictoria, que nos aborda, cuestiona, interpela, pero que nos enfrenta a muchos retos. 
  • Fortalecer nuestra labor pastoral en el ámbito educativo, acompañando al personal docente en la reivindicación de sus derechos laborales. Asumir los retos y desafíos a los que nos compromete el pacto educativo.

 

Aún en medio de la adversidad, el Señor nos regala motivos de regocijo, demostrándonos que su Amor se sigue derramando abundantemente al escuchar nuestras súplicas. Por ello, compartimos con el pueblo venezolano la inmensa alegría que a todos nos embarga ante la  próxima beatificación de nuestro amado Médico de los Pobres, el Venerable Dr. José Gregorio Hernández, testimonio de entrega y servicio para los venezolanos y, especialmente, para nosotros los consagrados. Venezuela no deja de ser una tierra bendita de santidad. 

Suplicamos a Dios Padre, dador de todos los dones, toque los corazones de los que detentan el poder, para que tomen conciencia de la terrible situación que viven los habitantes de esta Tierra bendecida con tantas riquezas naturales, y sus decisiones vayan no a favor de intereses particulares sino de esta sufrida patria venezolana. Así, como también, comulgamos con las palabras expresadas por la Conferencia Episcopal Venezolana: “Resulta inmoral cualquier maniobra que obstaculice la solución política y social de los verdaderos problemas presentes en el país” (Comunicado CEV, N° 3, 11 de agosto 2020). 

Acercándonos a la vida consagrada latinoamericana y caribeña, les pedimos nos acompañen en esta hora menguada que vive nuestro país con su oración y cercanía fraterna. 

Que María, Madre de Coromoto, interceda ante su Hijo por todos y cada uno de nosotros, que compartimos la bendición de vivir en el lugar donde Ella quiso poner sus pies, su mirada y su corazón de Madre. 

Conferencia Venezolana de Religiosas y Religiosos CONVER